Una espléndida sorpresa en el corazón de la “Trinacria”:
“Oppidum Sarracenorum”, Civitas Costantissima”, “Ciudad del Estado”, “Ciudad de los 24 Barones”, o sea… NICOSIA!
Como una dama anciana y refinada, se acomoda soavemente sobre 4 collados que le confieren un curso sinuoso y seductor, rico de historia, arquitectura y cultura.
Nacida, sin duda alguna, antes del año mil por ilustres orígenes (Erbita, Engio o Imacara), Nicosia, “Ciudad de San Nicoló”, es de orígen bizantina. Entre las nieves y los bosques de las “Madonie” y de los “Nebrodi”, se desliza un maravilloso territorio de colinas – aireado por un aire puro y efervescente, embellecido con hayas, melojos, quejigos, lagos y poblado de rapaces, picapuercos, pequeños mamíferos, ovinos y bovinos – que ya fascinó los Árabes, (“Oppidum Sarracenorum”), el Conde Normando “Ruggero d’ Altavilla” y el magnífico Emperador suevo “Federico II”.
“Ruggero” repobló Nicosia con pueblos lombardos, que conferiron a la ciudad un dialecto “gallo-italico” muy singular, todavía hablado por los adultos.
Federico II la condecoró con el título de “Civitas Constantissima”, enriqueciendola de cultura y arte medieval.
Nicosia fue “Ciudad del Estado” desde el siglo XII poseendo muchos feudos e incrementando su inestimable patrimonio arquitectónico y artístico que, viajando por el Renacimiento y la era barroca, llega hasta el siglo XIX con los elegantes palacios gentilicios de la “Ciudad de los 24 Barones”.
“La Catedral” preserva un precioso y único techo lignario del 1300 (recién restaurado), extraordinario ejemplo de la producción figurativa siciliana polícroma con subjetos bastante distintos.
Gagini y su escuela, en el siglo XVI, han enriquecido el patrimonio artístico con obras marmóreas, como la esplendida “cona” (retablo), políptico alto aproximadamente 10cm. con escenas finamente talladas relativas a la vida de la Virgen, colocadas en la Basílica de “Santa Maria Maggiore” .
Dos Cristos crucificados, el uno “Padre della Misericordia” de papel maché y el otro “Padre della Provvidenza” de madera, han encarnado la elevada arte escultórica y han simbolizado rivalidad entre los barrios y, en el mismo tiempo, gran y sincera fe popular.
Una explosión de hermosas pinturas del flamenco Guglielmo Borremans, del “nicosiano” Filippo Randazzo, de Pietro Novelli y otros, adornan las iglesias. La visita del Emperador Carlo V en el 1535 está atestiguada por el trono lignario que está conservado en la Basílica de “Santa Maria Maggiore” .
Un encomparable techo lignario de casetones hace la iglesia de “San Calogero” un escriño de arte.
Entre las numerosas obras de madera resaltan : en la “Catedral”, el coro de los “Li Volsi”, donde se puede contemplar la imagen del paisaje de Nicosia del 1622, las estatuas de “S. Nicolò” de “Quattrocchi”; en el convento de los “Frati Minori Cappuccini” (Monjes Capuchinos Minores), el muy precioso y delicado tabernáculo, un “astuche” de madera taraseado en madreperla.
Un monje capuchino fue el apacible “Fra Felice de Nicosia”, que fue proclamado Santo por el Papa Benedetto XVI el 23 de Octubre de 2005 y nombrado co-patrón de la ciudad.
En el corazón de la ciudad nos sorprende la sobria y elegante ‘Plaza Garibaldi’, cuadrángulo de preciada arquitectura con la ‘Catedral’, que ofrece el suberbio campanario de tres pisos y el refinado pórtico, el palacio municipal y los palacetes aristocráticos que parecen abrazar la fuente central.
Es sugestivo recorrer las estrechas calles adornadas por escorzos atractivos y alcanzar los puntos más altos de los cuatros collados y seguir con la mirada las tejas calientes de los techos, rozar el antiguo campanario y volar sobre el amplio y relajante panorama circunstante para disfrutar sensaciones antiguas.
En el fratanto, en el laberinto de calles, el perfume del pan sabroso, del jugo de conejo salvaje que pinta la pasta fresca, de la carne asada, de los rollos dulces de requesón montañés y del los excelentes “nocattoli” y “braccialetti”, apetecen, seducen y….. .satisfacen!
Traduzione a cura di Serena Cavallaro (Tirocinio Giugno 2013)